de ENRIQUE RANZONI - 1996
Enrique Ranzoni, ilustrador egresado de la Escuela Superior de Artes Visuales Martín A. Malharro, no tiene tapujos para satisfacer cualquier pedido.
Cuando tomé una hojita del transparente papel del servilletero del café y le dije que me hiciera un dibujo, tomó esa servilletita y preguntó con voz muy queda mientras sacando una fibra fina y un lápiz mocho -ama los lápices mochos-: "¿aquí?..." pero igual hizo sus cuatro rayas enseguida y me entregó este dibujo.
¿A quién se le puede ocurrir? ¿Que un grande como "Quique" como cariñosamente lo conocemos, o "Ranzo" como le llaman algunos compañeros y a el le agrada?,... digo: ¿a quién se le puede ocurrir que un profesional de su talla vaya a dibujar en una servilleta de un café? ¡¿Quien es tan osado y atrevido de tener el tupé de pedirle a él -¡nada menos que a él!- que dibuje en una servilleta en un café tomado de apuro.
Solamente a alguien que lo quiere como un padre. Solamente a un hijo me atrevo a pedírselo. Solamente al único "hijo" que me consideró importante. Solamente a mi único hijo que me quiso como si yo fuera un "super"... un "Super Orli". Y lo conservo como uno de mis más queridos recuerdos.
Orlando.
P.D. Perdón Eduardo, pero quiero tanto a tu hijo, que a veces siento que es el mío (varón) que nunca tuve.
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